miércoles, 18 de mayo de 2016

UN VIAJE DE CRECIMIENTO PERSONAL

Hoy me gustaría compartir contigo algo que me ha sucedido en los últimos meses y que te hace cambiar tu perspectiva de la vida. Hace un tiempo solía sentirme infeliz por aquello que nos solemos sentir infelices la mayoría de los seres humanos, esto es, por el hecho de no cumplir las expectativas sobre la vida que cuando eras joven pensabas que ibas a llevar cuando tuvieras esta edad. Casi siempre todo sale diferente a como lo habíamos planeado. El caso es, que con frecuencia solía sentirme infeliz día tras día por pequeñas cosas, sin darme cuenta de lo afortunada que era por gozar de una buena salud, hasta que en enero comencé a padecer un problema digestivo importante y todo mi mundo cambió. De un día para otro empecé a sufrir fuertes dolores estomacales y náuseas y casi todos los alimentos que tomaba me sentaban mal, hasta el punto de haber tenido que reducir mi dieta a tres alimentos básicos que son los únicos que por el momento tolera mi organismo. 

Todos sabemos que detrás de cualquier enfermedad hay un hecho emocional que te afecta hasta tal punto que tus células enferman y no te sientes bien contigo mismo. Por eso debemos ser muy cuidadosos con todo lo que nos pasa en la vida y en cómo nos comportamos, porque por muy irrelevante que nos parezca cualquier acontecimiento que pueda sucedernos, de repente puedes dar un salto al vacío y darte cuenta que no tienes ninguna red debajo y encontrarte sin saber cómo afrontar los problemas que la vida te plantea.

Me dirás que por qué te cuento todo esto y lo hago por si te sirve de ayuda el saber que cuando te encuentres en una situación que aparentemente no tiene salida y te sientas desesperado y a punto de tirar la toalla, debes abrir bien los ojos y prestar atención a aquellos consejos que te dan tu familia, tus amigos y las personas que te quieren. Así mismo debes intentar romper tu rutina, desconectarte, dejar de hacer lo de siempre que no funciona e intentar algo nuevo. Y en última instancia debes escucharte a tí mismo, eso siempre es un buen indicador de por dónde quieres que camine tu vida.  Así he hecho yo y por eso he viajado a Málaga varios días, porque un gran amigo de mi familia que vive en la costa de esta maravillosa ciudad y se dedica de forma desinteresada a ayudar a personas que sufren diferentes dolencias, me había comentado en diversas ocasiones que él puede ayudarme y que simplemente tenía que ir a visitarle para poder tratarme. Cuando te sientes mal e inseguro, emprender cualquier viaje te puede resultar un mundo, sin embargo decidí probar la experiencia de viajar a Málaga, a la que además me une un fuerte vínculo afectivo desde que era pequeña y eso me ha hecho crecer personalmente y reencontrarme con mis raíces de la infancia, algo que te produce un gran bienestar y te da el empujón que cualquier médico no podría darte por muy acertado que sea su diagnóstico.

De las sesiones compartidas con mi amigo y los conocimientos que me ha transmitido estos días, me gustaría compartir contigo la esencia de todo lo que me ha enseñado y esto se resume en una sola cosa: todos tenemos la capacidad para sanarnos a nosotros mismos y depende en gran medida de nosotros y de lo que hay en nuestro interior y no de aquello que está fuera de nosotros. Pero para ello debes trabajar contigo mismo cada día. Me ha enseñado una técnica para superar el apego emocional y ser una persona completamente libre, sin lastres que te impidan avanzar. Entonces me he dado cuenta que no puedo seguir acudiendo a terapias alternativas, que hasta ahora sólo me han servido para convertirme en una persona dependiente y perder una gran cantidad de dinero y tiempo. Además, si pienso que otras personas pueden curar mis dolencias de estómago cuando en realidad depende en gran medida de mí misma y de los pensamientos que estoy creando en cada momento, me estoy equivocando. 

No puedes dejar descansar en los demás el mero hecho de sentir tu propio bienestar, porque por mucho que te digan o te hagan, no te servirá de nada si no crees en tí mismo y si no tienes el convencimiento y el valor suficiente de saber que vas a seguir adelante y que tienes la fuerza necesaria para hacerlo porque tu eres el propio motor de tu sanación personal, depende de tí y de nadie más. Mientras no te convenzas del hecho de que tú  mismo tienes la capacidad para salir adelante en cualquier situación difícil que la vida te depare, no te servirá de nada cualquier tratamiento que decidas realizar o cualquier camino que decidas emprender.  

Todo ello me ha llevado a volver a trabajar en mi autoestima, en mis valores personales y en el hecho de reafirmar que dentro de mi, se encuentra la llave para curar cualquier mal que padezca, ya sea un problema de salud, una situación afectiva complicada o bien la falta de trabajo, que también se encarga de minar tu autoestima. Continuamente nos suceden cosas que nos hacen perder valor como personas, que nos hacen sentirnos inseguros, rebajados y con miedo a la incertidumbre, a no saber cuánto tiempo vamos a poder soportar la situación que estamos padeciendo. Pero por mucho que pensemos así, lo cierto es que somos más fuertes de lo que imaginamos y si hemos podido salir adelante en situaciones peores, ¿por qué no en esta? ¿por qué ahora no?. Entonces das un paso adelante y dices Sí, claro que puedo hacerlo. Y lo haces y ese pequeño paso es como rozar el cielo con las manos y te ayuda a crecer un poco más como persona. 

Además de los consejos y enseñanzas de mi amigo, me ha servido mucho algo que me ha contado su hija Miriam, que también es un ser humano extraordinario, con la que he tenido la suerte de compartir una tarde muy agradable en Fuengirola. Ambas familias nos conocemos desde antes de nacer, es decir nuestros padres se conocen desde hace más de 40 años, son muchos años de amistad y el reencontrarme con ellos ha sido muy especial para mí. El caso es, que hablando con Miriam de todos los problemas de estómago que estoy padeciendo, me contó que sufrió un problema similar al mío hace pocos años y me decía que ella no dejó de hacer su vida normal. Por mucho que le doliera el estómago no permitió que esto le impidiera continuar con su rutina diaria. Acudía cada día al trabajo, algunas veces andando muy despacio porque se sentía sin fuerzas y a punto de desfallecer por no poder comer casi nada, tampoco se saltaba el ir un par de veces por semana al gimnasio, aunque no pudiera hacer grandes esfuerzos y los viernes por la noche salía con sus amigos. Se trata de establecer una rutina, seguir un horario en el que incluyas nuevos hábitos y no abandonarte a tu propia enfermedad. Esto me ha aconsejado ella y sinceramente me ha servido de gran ayuda y me ha dado fuerzas para seguir adelante y cuando hablo de enfermedad también me refiero a cualquier problema al que debas enfrentarte en la vida. No te quedes ahí dándole vueltas a tu problema y recreándote en lo mal que lo estás pasando y sigue adelante como si no tuvieras ese obstáculo. No te detengas. Estoy segura de que puedes hacerlo y de que tienes más fuerza de la que puedas imaginarte.

Por último, estos días en Málaga he compartido tiempo con mi tía Carmen. Ella vive allí desde hace años y por este motivo mi hermana y yo solíamos pasar parte de nuestras vacaciones con ella cuando éramos pequeñas, pues nos gustaba compartir tiempo allí con ella, que nos daba todo tipo de caprichos y hacía realidad cualquiera de nuestros deseos. Para mí, mis vacaciones en Málaga eran de lo mejor y forman parte de los recuerdos más felices de mi infancia y estos días recorriendo con ella todos los lugares que solían ser el escenario de nuestros juegos infantiles, me han hecho recordar aquellos días felices en los que mi hermana y yo soñábamos con ser astronautas y llegar a la luna mientras contemplábamos el cielo estrellado de las noches de verano de Málaga y me he dado cuenta de lo importante que es, en ocasiones, emprender un viaje y volver a tus orígenes para reencontrarte contigo mismo y saber, que aquella persona con la que soñabas ser de niño, sigue ahí, sigues siendo tú en esencia y tus sueños no te han abandonado, porque has sido capaz de cumplir la mayoría de ellos y de llegar a alcanzar las estrellas.

Me gustaría terminar estas líneas con un anuncio que me he encontrado hoy, mientras paseaba por la calle y es el eslogan de la cadena de supermercados La Sirena: SEAS COMO SEAS, TE MERECES LO MEJOR. Da igual los errores que hayas cometido en la vida o que no seas una persona perfecta, porque a pesar de todo eso, te mereces lo mejor y para ello debes seguir creyendo en tí todos los días de tu vida y aceptarte tal y como eres, porque sólo siendo tú, con tus virtudes y defectos, podrás encontrar el camino de la felicidad y saborear las delicias que la vida te prepara cada día.