lunes, 28 de octubre de 2013

LA DESPEDIDA

Uno nunca sabe cuándo va a soñar lo que sueña
ni tampoco cuándo llegará el último adiós.
Aún recuerdo la luz de tu sonrisa
y la música de tu corazón.
Aquel día tenía prisa,
desconocía que aquél sería
nuestro último encuentro
y que nuestra próxima charla
tendría lugar allá donde habitan las estrellas
y que unos pocos llaman cielo.

A veces el pasado se enreda en mi memoria
y en mis sueños y en mi pensamiento
estás siempre conmigo, a mi lado,
sujetando mi mano en tu regazo.
Otra vez miro tu fotografía y la mía,
ésa en la que estamos juntas sentadas,
tú me miras y yo sonrío,
y una vez más
converso contigo.
Te pregunto cómo estás
y en mi pensamiento siento
cuánto te echo de menos.

Nunca una vida fue suficiente
para conocerte mejor.
Fuiste mi mejor amiga y
compartíamos casi todo
pero a veces,
en tus silencios
guardabas tus mejores consejos.
Me hubiera gustado
formar parte de tu infancia
y vivir en esa época
en la que el mundo tenía sentido
y las almas eran almas,
no personas sin destino.
Me hubiera gustado
arroparte cuando de niña
a veces sentías miedo
y a lo lejos las sombras
te llenaban de dudas.
Pero me siento feliz de
saber que formaste parte
de mi niñez y que para ti
yo era alguien importante.

Y en este tiempo,
en el que ya no estás a mi lado
los días han seguido
caminando deprisa y a veces
mi alma se oculta tras la luna
y sigue sin encontrar
un sentido a la vida,
o al menos el sentido
que en nuestro especial universo
tú y yo habíamos creado.

Puede que ya no estés aquí
y que nuestro mundo
haya cambiado en este tiempo,
pero tus palabras y tu pensamiento
forman parte de mi historia
y habitan para siempre en mi memoria.

Cuando me miro al espejo
te veo a ti, libre y feliz
viviendo una vez más
la eterna primavera.
La luz se derrama
en tu ventana y
las flores del jardín
te dan la bienvenida.
Me esperas sentada en un banco,
mientras recitas de memoria
tu oración favorita.
Esta vez no tengo prisa,
espérame,
me quedaré contigo en tu jardín
y contemplaremos juntas el atardecer.

No sólo fuiste mi abuela,
fuiste mi mejor amiga
y mi más fiel consejera.
Perdóname por
no haberte dicho adiós,
tal vez ya sea tarde,
pero en mi pensamiento
y en mi corazón
nunca te fuiste del todo,
tu magia y tu luz
siguen iluminando
cada rincón de mi alma
y cada nuevo amanecer
te doy los buenos días
y tú me saludas sonriendo
desde lo más alto del universo,
donde brilla tu estrella
y nuestros destinos
y nuestras almas,
volverán a reunirse
para siempre algún día.

















domingo, 27 de octubre de 2013

SI TÚ PUEDES SOÑARLO, PUEDES PINTARLO

¿Cuál es tu complemento favorito? El mío es el pañuelo, como no podía ser de otra manera. Mi padre murió cuando yo era pequeña, así que mi madre decidió montar un pequeño taller donde pintaba a mano pañuelos de seda y así fue cómo salimos adelante a finales de los años 60, cuando el espíritu hippie comenzaba a inundar los corazones de la gente. Los pañuelos de mi madre tenían un diseño muy original y pronto se convirtieron en el complemento favorito de muchas señoras de la ciudad. Mi madre no usaba ninguna técnica especial,  pero era una persona muy intuitiva y me enseñó a plasmar cualquier sueño que tuviera en los pañuelos de seda que pintaba. Solía repetirme: "Si tú puedes soñarlo, puedes pintarlo". Y así fue cómo  aprendí a hacer realidad mis sueños y a pintar pañuelos de seda como sólo ella sabía hacer.
 
Los años fueron pasando y las dos seguimos con nuestra vida y trabajando juntas en el taller, hasta que cumplí 44 años. De repente, un día todo cambió.  Mi madre comenzó a confundir los colores y a sentirse desorientada. Al principio pensé que era debido al cansancio, pero  le hicieron pruebas y le diagnosticaron alzheimer. Intenté no alterar su rutina y las dos continuamos pintando los pañuelos de seda, pero a los pocos meses ella ya no recordaba cómo se cogía el pincel,  así que tuve que continuar yo sola, pues cada vez teníamos más encargos. Al poco tiempo me detectaron cáncer de pecho en una revisión rutinaria. Después de la operación  tuve que someterme a varias sesiones de quimioterapia y mi pelo comenzó a desaparecer con la misma rapidez que los días felices de mi infancia.
 
Intenté mantener el ánimo, pero cuando me di cuenta me pasaba el día entero encerrada en casa. No quería ver a nadie y ni siquiera me sentía inspirada para pintar los pañuelos de seda.  A medida que pasaban las semanas me sentía más débil, sin ganas de hacer nada y muchas noches, mientras la ciudad dormía, yo habitaba gran parte del tiempo en esa otra ciudad que nunca duerme, el hospital. Mi madre estaba ajena a todo, al menos me alegró que su enfermedad le hiciera olvidar también las cosas tristes y cuando estaba a su lado me vestía con mi mejor sonrisa y un sombrero para que no notase nada. Un día, sin embargo, decidí cubrir mi cabeza con uno de sus pañuelos de seda favoritos, el primero que ella había pintado a mano y cuando me vio me dijo emocionada: "Si tú puedes soñarlo, puedes pintarlo". Entonces me confesó que hacía mucho tiempo que no pintábamos juntas los pañuelos de seda y que quería volver a hacerlo. Me quedé sorprendida y maravillada.

A partir de aquel día, regresamos juntas al taller, como habíamos hecho desde que yo era una niña. Y aunque mi madre ya no recordaba gran parte de su pasado, las dos nos sentíamos felices de volver a pintar juntas. El ver otra vez a mi madre plasmando sus sueños en los pañuelos de seda me dio fuerzas para luchar por mis propios sueños. Cada día soñaba con mi curación, me veía a mí misma sana y feliz haciendo lo que más me gustaba, pintar con mi madre en el taller. Me aferré con fuerza a la vida y al poco tiempo superé con éxito mi enfermedad.

Puede que tu vida no esté exenta de dificultades y que en más de una ocasión camines por paisajes áridos donde parece no existir la música,  ni los colores, ni la luz del sol pero si cada día de tu vida tienes un sueño y emprendes el camino que te permite llegar hasta él, sentirás la fuerza e inspiración necesarias para no rendirte nunca y conseguir todo aquello que te propongas. ¿Cuál es tu sueño? No importa que sea grande o pequeño o que te parezca posible o imposible. Lo importante es que ese sueño exista para ti, creas en ti mismo y no abandones nunca tu sueño, porque si tú puedes soñarlo, puedes pintarlo.

 

 

miércoles, 23 de octubre de 2013

LA CITA

Tras los cristales
el sol comienza a marcharse
y las agujas de tu reloj
se detienen un instante
para recordarte esa Cita
que siempre has tenido en mente
pero que, durante largo tiempo,
no ha formado parte de tu presente.

La ciudad se prepara
para recibir a las sombras de la noche
y mientras saboreas el aroma de tu perfume favorito,
la música sigue sonando y pone el broche
a la que por fin será tu gran noche.

Hoy has decidido llevar algo especial
y dejar atrás las apariencias.
Has elegido ser tú misma,
abandonando en una percha
todo aquello que impide tu libertad.
Abres tu ventana,
dejas marchar tus dudas
y todo aquello
que te aleja de tus sueños.
Sabes con certeza
que esta vez,
todo saldrá bien.

No quieres ser reflejo de tu pasado,
ni esclava de un futuro
que aún no te ha visitado.
Esta noche vestirás tu mejor sonrisa
y tus zapatos de tacón
te elevarán cerca del cielo,
acercándote a ese lugar
donde sólo habitan las estrellas.

Sales a pasear por la ciudad.
La noche brilla, la luna canta
y tu alma se ilumina.
Hoy tienes una Cita especial,
no te olvides...
has quedado contigo misma.

Hoy has prometido hacerte feliz
y escuchar lo más profundo de tu alma.
Has decidido dejar atrás tus sombras
y encontrar  tu verdadera esencia.
Lo que los demás piensan de ti
se ha transformado en eco
y en tu corazón
solo habita tu pensamiento.

Hoy has decidido ser libre
y dejar atrás todos tus miedos,
Hoy darás un paso más
al mañana de tus sueños.
Y si alguna vez te sientas sola,
deja que tus lágrimas
sigan el rastro del viento
y sigue caminando,
hasta llegar el fondo de tu alma
donde te abrazarás contigo misma
y con tu silencio.

Hoy la felicidad vendrá a caminar a tu lado
y la luna y las estrellas serán
tus más fieles compañeras.
Hoy brindarás con champán
y elevarás tu copa al cielo.
Hoy por fin te has encontrado a ti misma
y ya por siempre serás tu mejor amiga.
La luna reflejará tu alma,
y las estrellas, tu silencio.

Hoy tienes una cita especial,
una cita contigo misma.
Y sabes que aunque el tiempo pase,
las estaciones se sucedan
y el universo cambie,
nunca más te sentirás sola.





lunes, 21 de octubre de 2013

LAS ZAPATILLAS MÁGICAS

¿Recuerdas cuáles eran tus zapatos favoritos? Los míos eran mis zapatillas de baile. Fue un regalo especial de mi abuela. Ella las había llevado puestas cuando era joven y las había conservado cuidadosamente en una caja forrada de seda esperando que llegara el momento de regalármelas. Con aquellas zapatillas, mi abuela había recorrido los escenarios más importantes de Europa y se había convertido en una destacada bailarina. Yo había heredado la misma pasión por el ballet, sin embargo, era incapaz de seguir los ritmos cambiantes de las notas musicales y mis movimientos eran rígidos y torpes.
 
Pero todo cambió el día en el que recibí aquel magnífico regalo: las zapatillas de baile de mi abuela. Eran de color rosa, como cualquier otro par de zapatillas de baile, sin embargo mi abuela me había advertido que estaban realizadas con un material especial y  si te adaptabas a ellas, sucedía algo mágico. La ligereza y flexibilidad de las zapatillas se trasladaban a todo tu cuerpo y tus pies se convertían en una prolongación de tu alma, siendo protagonistas de los más extraordinarios e inspiradores movimientos que una bailarina sea capaz de realizar.
 
A partir de aquel día las bauticé como "las zapatillas mágicas" y comencé a usarlas en mis clases de ballet. Pronto comencé a destacar entre mis compañeras y a realizar pasos que jamás hubiera imaginado. Con veinte años fui invitada a participar en la Reapertura del Liceo de Barcelona. Mi actuación sería la más destacada de la noche. Me había preparado durante largos meses para el estreno y mi abuela quiso acompañarme en tan especial ocasión. El día que aterrizamos en Barcelona, esperamos la llegada de nuestras maletas y nos marchamos a nuestro hotel con relativa tranquilidad. Sin embargo, cuando abrí mi equipaje, las zapatillas mágicas habían desaparecido y por más que busqué entre la ropa, no conseguí encontrarlas. Comencé a sentir miedo. Mi abuela guardaba silencio.

Llegó la noche del estreno y me sentía nerviosa, incapaz de salir al escenario sin las zapatillas mágicas, pero sabía que debía superar mi temor, ser flexible y adaptarme a la situación, tal y como había aprendido cuando comencé a usar las zapatillas mágicas, así que decidí actuar con unas viejas zapatillas que siempre dormían olvidadas en el fondo de mi maleta a la espera de cobrar vida algún día. Aquella fue la mejor actuación de mi vida. Cuando se cerró el telón y yo ya me había retirado del escenario, miles de rosas cubrían toda la escena y las ovaciones del público se prolongaron de manera indefinida.

Cuando regresé al camerino mi abuela  me confesó su secreto mejor guardado. Las zapatillas no eran mágicas, ni se habían perdido, pero quería enseñarme una lección: "En la vida puedes lograr todo aquello que te propongas si en lugar de luchar contra las circunstancias adversas, te conviertes en una persona flexible y resistente, que se adapta fácilmente a los cambios y sabe bailar en cualquier situación que la vida le presente. Puede que en ocasiones pases por momentos que consigan doblarte, pero si eres flexible, nunca conseguirás romperte". A partir de aquel día nunca más volví a necesitar las zapatillas mágicas, porque había aprendido a dejar que la vida me sorprendiera y a bailar ante cualquier circunstancia que se presentara.

Puede que  a veces pases por momentos buenos, si es así disfrútalos y vívelos, pero no te aferres a ellos. Y puede que la vida en ocasiones te depare momentos adversos y no veas salida, pero si eres flexible, sabrás bailar en Primavera cuando salga el sol y también bajo la lluvia y el viento del Otoño , o bajo el frío helado del Invierno. Puede que la felicidad no dure para siempre y que el sol se oculte tras el horizonte, pero si eres flexible y te adaptas a cualquier entorno que la vida te presente, tendrás la oportunidad de contemplar un nuevo amanecer, donde todos tus sueños te seguirán esperando, para que los hagas realidad en aquel escenario en el que decidas bailar.
 
 
 





martes, 15 de octubre de 2013

ESTRENA LO NUEVO



Esta mañana mientras recorría la ciudad me llamó la atención el eslogan de la nueva Campaña de Publicidad Exterior de El Corte Inglés, ESTRENA LO NUEVO y me invitó a reflexionar sobre este hecho. En una sociedad donde todo caduca casi al segundo siguiente de haber nacido y donde todo parece haber sido ya inventado, el Estreno adquiere un valor importante, a pesar de que al minuto siguiente olvidamos el motivo del mismo. En nuestra vida diaria intentamos conquistar continuamente nuevos estrenos que nos eviten caer en la monotonía: un nuevo peinado o un renovado vestuario, comprar ese coche que nos fascina o aquella casa de nuestros sueños. Estamos de estreno cuando realizamos nuevas actividades o cuando comenzamos una nueva relación. El momento del estreno en cualquiera de los ámbitos de nuestra vida que se produzca, nos lleva a sentirnos ilusionados y a generar esas endorfinas que hacen que te encuentres en esa especie de nube de la que no quieres bajarte. Nuestra vida parece dar un giro de 180º, pasando a vivir sensaciones nuevas y desconocidas.
 
La parte negativa de todo estreno, es que tiene un tiempo limitado y nuestra alegría, ilusión y motivación mueren con la misma rapidez con la que el estreno pasa a convertirse en algo cotidiano, de nuestra vida diaria y que, poco a poco, se transforma en temida rutina. A veces no somos conscientes de que cada 24 horas estrenamos un nuevo día y que podemos comenzarlo estrenando una sonrisa o bien sintiéndonos las personas más infelices de la tierra. Depende de ti. Son pocas las personas que hoy en día no tienen ningún problema, pero sólo tú puedes decidir si quieres seguir enfrentándote a ellos de la misma manera que ya conoces y que sabes que no te ha funcionado o bien, si quieres explorar otras posibilidades y estrenar nuevas formas de resolver los problemas y de enfrentarte a tu propia vida.
 
Y...¿por qué no podemos estrenar aquello que ya es viejo y asistir a un reestreno? No es necesario que los demás te vean con algo nuevo o que parezcas alguien diferente, porque...reconócelo, a veces te importa demasiado cómo te ven los demás y en tal caso ya no estás estrenando algo para ti, sino que estás trabajando para lo que piensan los demás, como casi todo lo que haces en tu vida diaria. El reto está en sentirte diferente tú por dentro y en ser capaz de reestrenarte cada día de tu vida. Desde el lugar en el que estás, sea cuál sea,  tienes la posibilidad de explorar nuevos terrenos y de conocerte mejor, así ofrecerás algo nuevo a los demás y a ti mismo, porque cuanto mejor te conozcas a ti mismo, más posibilidades tendrás de potenciar tus cualidades y puntos fuertes y de llevar adelante tu vida con éxito, como sucede en los grandes estrenos.
 
Recuerdo una familia muy pobre que tenía muchos hijos que iban a mi mismo colegio. Eran ocho hermanos y la madre iba guardando la ropa de los más mayores a los más pequeños. El único que estrenaba ropa nueva cada año era el hermano mayor, todo lo que le iba quedando pequeño lo heredaban sus siete hermanos, que lejos de perder el entusiasmo por no llevar ropa nueva, se sentían orgullosos de comenzar el primer día "estrenando" la ropa de su hermano mayor. Era ropa vieja y remendada, pero la madre la había lavado y planchado con tanto cariño que los niños se sentían especiales cuando la llevaban puesta, porque su madre les había enseñado a sentirse importantes llevando esa ropa, pues eso significaba que ellos también habían dejado de ser pequeños y cada vez eran más responsables y parecidos a ese hermano mayor que tanto admiraban.  Así me di cuenta que no es necesario estrenar algo nuevo para tener esa actitud ante la vida.
 
Puede que tu vida sea gris en este momento y que hayas perdido la ilusión pensando que todos los días son iguales y que nada cambia. Puede que creas que ya no volverás a encontrar trabajo, o un gran amor, o una vida feliz y plena. Puede que te parezca que cada día de tu vida repites los mismos pasos y sigues la misma rutina y puede que sientas que tu horizonte es siempre el mismo, pero si prestas atención te darás cuenta que cada día tienes la posibilidad de estrenar algo nuevo. En primer lugar puedes elegir cómo empezar el día: con alegría o con tristeza, con esperanza o desesperanza. Puedes elegir que el sol te acaricie con su sonrisa o bien que sus rayos te quemen. Puedes ver la ciudad gris o bien estrenar todos los colores del arco iris e iluminar con ellos cada rincón de tu alma.  También puedes estrenar una nueva actitud ante la vida y dejar atrás los pensamientos negativos que tienes sobre ti mismo y estrenar un nuevo pensamiento: el de aceptarte y quererte tal y como eres.
 
Puede que tú mismo hayas convertido en viejo la posibilidad de algo que siempre ha estado a tu lado y que ni siquiera habías estrenado, porque pensabas que no existía. Presta atención y mira a tu alrededor. Seguro que siempre tienes la posibilidad de estrenar esa felicidad desconocida que habita en ti, pero que aún no has descubierto, en esa búsqueda incesante de algo "nuevo" que llevar a tu vida.  Y desde aquí, en este instante que se marcha y ante un nuevo segundo que te da la bienvenida, estás invitado al Estreno de tu propia Vida, donde siempre serás el protagonista del guión que elijas. Prepara las palomitas y estrena tu mejor sonrisa. La película está a punto de comenzar....
 
 
 

REGRESO AL PASADO

Hace unos días te encontraste caminando por las mismas calles que habitaste por primera vez, cuando viniste a Madrid a estudiar en la Universidad. Atravesaste el túnel del tiempo y sentiste de nuevo aquella sensación cálida y anaranjada que habita tu alma  cada vez que estás a punto de emprender una nueva aventura. Expectación, Ilusión, Felicidad, Triunfo, Aplausos...y Juventud. Todas esas palabras llenaban tu alma y formaban parte de tu Universo.  Te sentías triunfador, protagonista. El futuro estaba preparado para verte brillar y para recibir los aplausos de tus éxitos. No necesitabas coger impulso, tú sólo sabías como llegar hasta el cielo.
 
Con el paso del tiempo te das cuenta que en la vida casi nada ha sucedido como esperabas. El brillo ha desaparecido antes de tiempo. Lo que pensabas que eran aplausos, tan solo eran los latidos de tu corazón a menudo solitario y sediento y la felicidad ha sido un visitante de ida y vuelta que no ha querido quedarse para siempre contigo. Quizás esperabas demasiado de la vida y no puedes evitar sentir desilusión, aunque no estás dispuesto a admitir un fracaso por respuesta. Te gustaría recuperar esa época que considerabas feliz y modificar todo aquello de lo que ahora te arrepientes, pero se ha hecho demasiado tarde. Otra vez te quedas enredado en tu pasado y eso te impide ver con claridad tu horizonte presente. Hagas lo que hagas y vayas donde vayas, siempre tienes tu maleta preparada para viajar al pasado. Un día te llega el olor de aquel perfume que te recuerda a tu infancia, otro saboreas esa paella que sabe igual a la que hacía tu madre, otro regresas a esa partida de ajedrez que jugabas con tus compañeros de colegio y sientes nostalgia, pero sigues caminando e intentas que los recuerdos no te impidan arrastrar esa maleta que cada vez pesa más y siempre llevas contigo.

Entonces llegas a una calle sin salida, no sabes dónde estás, pero algo te impulsa a recorrerla hasta el final. Encuentras una tienda casi oculta tras unas enredaderas que trepan por un viejo edificio. Te quedas mirando el escaparate. Una tienda de antigüedades. De nuevo tu mente viaja al pasado. La puerta está entornada y entras sin llamar. En una mesita, junto al escaparate ves un antiguo carrusel musical. Es igual al que tenía tu madre en casa de tus abuelos. Giras la llave, la música comienza a sonar y los caballos, cómplices del movimiento, empiezan a dar vueltas dejando atrás el silencio. De nuevo sientes esa alegría infantil que solía llenar tu alma al recordar aquellas sabias palabras que tu abuela te susurraba mientras hacía sonar la música del carrusel para hacerte dormir: "El carrusel sólo puede girar en un único sentido, hacia adelante. Y los caballos sólo pueden ir en esa dirección, nunca pueden retroceder. Así será tu vida también, irás subido en un carrusel que casi nunca dejará de estar en movimiento y tu vida dará muchas vueltas, más de las que imaginas. Pero por más vueltas que dé tu vida,  nunca podrás volver hacia atrás, aunque sientas nostalgia del pasado, porque si intentas girar en sentido contrario, la música que da sentido a tu vida, dejará de sonar y perderás el ritmo. Tus emociones cambiarán a la misma rapidez que gira el carrusel y unas veces estarás arriba y otras abajo, por eso debes aprender a controlarlas y a ser cómplice del movimiento invisible que te rodea. Muchas veces sentirás que pasas una y otra vez por el mismo lugar, porque algunas experiencias de tu vida se repetirán hasta que aprendas a superarlas. Y si sientes que en algún momento estás desanimado y tu carrusel no va a la velocidad que te gustaría, es mejor que te bajes de él, dejes de dar vueltas sin sentido y pienses cómo volver a llevar las riendas de tu vida y sólo cuando recuperes el entusiasmo, tu carrusel volverá a girar con fuerza".

Sales de la tienda con el eco de las palabras de tu abuela aún resonando en tu interior y por primera vez miras el presente que tienes ante ti, sin dejarte atrapar por tu pasado. Decides subirte al carrusel y ser otra vez, protagonista de tu vida. La música comienza a sonar y escuchas la melodía de tus recuerdos y de las experiencias vividas a lo largo de tu existencia. No es necesario que renuncies a ellos, pero has aprendido que la única manera de caminar hacia adelante sin caerte, es dejando de mirar aquello que dejaste atrás.

Tu pensamiento está habitado por  las sombras de tu pasado y de tu presente, por lo que fuiste y por lo que eres, pero decides vivir aquí y ahora, en el instante presente, porque sabes que lo que pienses y decidas hoy, determinará aquello que vivirás mañana.

Y tú....¿Estás preparado para subirte al carrusel de tu vida?

miércoles, 9 de octubre de 2013

LA SOLEDAD DE LA PEONZA

¿Alguna vez te has sentido solo? ¿Cómo si no encontrases afinidad con las cosas y las personas que te rodean?. La soledad es un sentimiento profundo que tarde o temprano llega a tu vida y aunque intentes esquivarla, debes aprender a vivir con ella. Desde que me independicé, mi soledad se ha acentuado y no porque eche de menos a mis viejos, sino porque a veces siento un vacío que no consigo llenar con nada.  Mi madre siempre decía que para ella la mejor terapia contra la soledad era salir de compras y hablar con los dependientes de los comercios. Eran charlas poco trascendentales, pero ella se sentía segura, en un terreno que  dominaba y conocía a la perfección y cuando regresaba a casa parecía otra, más alegre y animada. Ayer decidí hacer lo mismo y pasé la tarde en el supermercado, pero me sentí decepcionado. El frutero se ha jubilado y en su lugar han instalado una balanza electrónica donde tú mismo mantienes una conversación invisible con el código de barras de los productos y con la cajera, ni media palabra, porque siempre está liada, ella sola para cien a la cola. Ni siquiera pude hablar con el portero de mi edificio, lo han despedido y es el telefonillo de toda la vida quien te da la bienvenida.
 
Desde que me di de baja en Facebook es complicado contactar con mis amigos pues a la primera de cambio, no te cogen el teléfono. Sólo te responden a lo virtual: vía Facebook, Twitter o WhatsApp. Pero aún así, conseguí quedar con ellos. Estuvimos en la cafetería de siempre, donde solíamos jugar al futbolín de pequeños, pero todos estaban muy ocupados con las aplicaciones de sus Smartphones y apenas atendían la conversación, así que me marché a casa sintiendo aún más profunda mi soledad.  A veces me pregunto cómo hemos podido llegar a este nivel de aislamiento a pesar de vivir en la era de las tecnologías. Pero la peor soledad es la compartida y de eso saben mucho mis viejos que llevan años sin dirigirse la palabra, pero el próximo año celebrarán sus bodas de plata con una fiesta por todo lo alto.
 
Cansado y agobiado decidí dar un solitario paseo por el parque donde pasaba las tardes cuando era pequeño. Había un niño jugando con una peonza, ese juguete mítico que ha formado parte de nuestra infancia y que casi ha desaparecido de la faz de la tierra. Entonces me acordé de mi mismo cuando con la misma edad lo lanzaba cientos de veces hasta que conseguía hacerlo bailar y entonces me di cuenta que nuestra vida es como la de esa peonza. Conoces tu punto de partida, pero nunca sabes dónde vas a llegar, ni las vueltas que va a dar tu vida hasta alcanzar el equilibrio perfecto. A veces tu vida va demasiado deprisa y sientes que no decides nada en ella, pero una vez que controlas tus movimientos y alcanzas el equilibrio deseado, te sientes seguro y aunque encuentres obstáculos, tu propia estabilidad te da la fuerza necesaria para volver a empezar con cada nueva caída. Además la peonza mantiene su movimiento propio y aunque esté rodeada de otras peonzas, sabe que debe dar vueltas por sí misma, de lo contrario perderá su equilibrio y no podrá mantener la inercia. De igual forma que tú debes aprender a vivir contigo mismo y con todas las circunstancias que rodean a tu vida.  La soledad es una de ellas y debes aceptarla. Si no aprendes a estar solo en la pista, nunca podrás sentirte bien contigo mismo, ni podrás bailar con los demás.

Y es así cómo me he dado cuenta que a pesar de sentirme solo muchas veces,  tengo el mejor amigo que pueda desear: yo mismo. Así que si alguna vez te sientes solo no te deprimas, ni te vengas abajo, ni pierdas el tiempo con gente que no te llena y haz como la peonza: Aprende a girar con la vida y a mantener el equilibrio por ti mismo y sólo cuando alcances tu movimiento propio, habrás superado el sentimiento de soledad.

 

viernes, 4 de octubre de 2013

LA ESCULTURA DE TU VIDA

¿Alguna vez has tenido problemas de autoestima? Si me lo preguntas a mí...la respuesta es SI, toda mi vida. La primera vez que ví mi rostro reflejado en un espejo fue cuando cumplí los 18 y mis viejos me dejaron, por fin,  llevar lentillas. Hasta entonces había tenido que usar unas horribles gafas de pasta con elástico que me hacían ser el objeto de burla de todos mis compañeros. Realmente no era el más feo, ni el más raro, ni el más idiota de la clase, pero yo me lo creía y me pasaba todas las tardes encerrado en casa. Puede que te parezca una tontería, pero el hecho de ver mal desde que tenía 6 años me ha hecho crecer con una visión distorsionada de mí mismo y de la realidad que me rodea. Pero ahora, todo ha cambiado. Cuando me he visto por primera vez sin gafas ante un espejo, la imagen que me ha devuelto me ha gustado y ahora me siento más seguro que antes y a pesar de ser el mismo, ya nadie se mete conmigo.
 
No sé por qué sucede pero, normalmente las personas más atractivas, inteligentes y que tienen todo lo que cualquiera pudiera desear, son las que más desgraciadas se sienten y menos se valoran a sí mismas, viéndose atrapados en una vida gris que no les pertenece, pues habitan en el lugar equivocado: el de los perdedores. Y sin embargo, a veces te encuentras con gente realmente desagradable y sin ningún tipo de valor moral, que se sienten encantadas de haberse conocido y no lo entiendo tío.

Cada vez que pienso en este tema, recuerdo a un amigo de mi abuelo que era escultor y solíamos visitar cuando yo era pequeño. Era un reconocido artista hiperrealista y sus exposiciones solían ser las más famosas de la ciudad. Muchas tardes de domingo las pasábamos en su taller viéndole trabajar y nos fascinaba  ver cómo creaba partiendo de la nada, verdaderas obras de arte. Se había especializado en las esculturas de personas y sus obras eran la sinergia de belleza, movimiento y realismo, tan solo faltaba el toque de un hada inspiradora que les diera un soplo de vida con su varita mágica. Un día, mi abuelo le preguntó cuál era su ingrediente secreto para esculpir personas tan perfectas y nos dijo algo que nunca he olvidado: "Cada vez que trabajo en una nueva escultura tengo una sola imagen en mi mente: los dioses de la mitología. Eran seres perfectos porque no tenían problemas de autoestima, ni complejos de inferioridad o de envidia y se sentían fuertes, inteligentes y seguros de sí mismos, por eso parecían tan hermosos ante los ojos de los demás.  Cuando nacemos somos como estos dioses, seres humanos perfectos y completos, pero a medida que vamos creciendo y la aprobación y opinión de los demás se convierten en el lema de nuestra vida, dejamos de creer en nosotros mismos y nos convertimos en personas que no se quieren, ni creen en sí mismas, ni son capaces de llevar a cabo sus sueños. Mis esculturas son una reivindicación a ese dios que todos y cada uno de nosotros llevamos dentro,  y es así como debemos vernos a nosotros mismos, maravillosos y perfectos".
 
Así que cuando tengas algún problema de autoestima o te sientas mal contigo mismo, recuerda las palabras del escultor y no permitas que ninguna persona o circunstancia difícil por la que atraviese tu vida te hagan pensar que no vales nada o que no te mereces lo mejor.  Eres maravilloso tal y como eres y por eso debes quererte a ti mismo. Y recuerda que tú eres la escultura de tu vida y puedes modelarte a ti mismo como tú decidas. Y si te gustas a ti, serás simplemente perfecto.